Fomento quiere automatizar uno de los pocos pasos a nivel guardados a mano que quedan.
(Si no lo coneceis, fotos en http://www.trenscat.com/renfe/rodademar_ct.html)
http://www.diaridetarragona.com/dtgn/noticia.php?id=7860&sec=1
'Los más afectados por el nuevo paso a nivel serán los vecinos de Roda'
Fomento sustituirá a los dos guardabarreras de la localidad por un sistema automático
Albert Rosa
Fomento pretende instalar barreras automáticas en todos los pasos a nivel desprovistos de ellas como es el caso de Roda de Barà (ya está adjudicada la obra a Alcatel por valor de 386.000 euros, aunque no hay fecha de inicio). Leoncio y Juan Carlos son los guardabarreras que llevan cinco y doce años, respectivamente, velando por la seguridad de peatones y vehículos. Para ellos, dejar de hacer esta tarea no supondría un quebradero de cabeza, pues como empleados de Renfe -hoy Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif)- saben que serían trasladados. Sin embargo, tienen apego por Roda y lamentan que se tenga que recurrir a un nuevo sistema, que al igual que el alcalde, no creen que sea más seguro.
«Hace veinte años que estoy oyendo que las van a quitar», dice Leoncio Hinojosa. Curiosamente, el guardabarreras ya se vio obligado en su momento a cambiar de lugar de trabajo debido a los avances tecnológicos. Desde 1985 era el encargado de la circulación, dando la señal de marcha a los ferrocarriles que pasaban por Sant Vicenç de Calders (El Vendrell). La electrónica puso fin a su labor en 2000, siendo destinado en un principio a Montgat (Barcelona). Pero la distancia respecto a su residencia en El Vendrell hizo que optara por pasar a servicio y quedarse más cerca, en Roda.
Más tiempo lleva su compañero Juan Carlos, que cumple 20 años en la profesión. Vecino de Vilanova i la Geltrú, también estuvo en Sant Vicenç antes de pasar cinco años en L'Aldea. En Roda suma ya doce. Ambos no se acaban de creer que las barreras actuales vayan a ser sustituidas por las semiautomáticas. «Yo creo que no desaparecerán nunca», sentencia convencido Juan Carlos. Lo mismo opina Leoncio. «Si después de tanto tiempo una empresa tan grande como Renfe no ha sido capaz de instalarlas será por algo. No sé exactamente a qué se han agarrado ahora desde el Ayuntamiento», comenta.
Como ejemplo, Leoncio explica que hace años se empezó a instalar el cableado para las barreras automatizadas, pero el Consistorio logró parar las tareas. «Fíjate, ahí sigue el cable tirado en el suelo desde entonces», añade.
En este sentido, el alcalde Pere Compte ya ha mostrado su enfado porque asegura que antes de la aprobación del proyecto, se había acordado con el Secretario de Estado que se consensuaría la mejor opción entre Fomento, Generalitat y Ayuntamiento, algo que no ocurrió. Para Compte, la solución pasa por «soterrar la vía o sacarla de dentro de la localidad».
Los dos guardabarreras, que trabajan en turnos de 12 horas, confían en que se evitará el cambio. «El Ayuntamiento ha luchado mucho para que esto se mantenga abierto. Y también Luis del Olmo. Han puesto muchas trabas a Renfe», afirma Leoncio.
De todas formas, llegado el caso, no tendrán más remedio que aceptarlo, aunque lo lamentarán en mayor medida por los vecinos. «Nosotros no somos los afectados. Si ponen las barreras automáticas, nos darán otra destinación y punto. En cambio, la gente de aquí sí se verá afectada». Juan Carlos regresaría seguramente al trabajo de mantenimiento en Sant Vicenç. Por su parte, a sus 58 años -y 39 en la empresa-, Leoncio se plantearía la prejubilación.
La mayor seguridad, en duda
Del mismo modo que el alcalde, los guardabarreras argumentan que el sistema de automatización no es más seguro. Leoncio explica que las barreras se activan gracias a la señal de entrada situada en la misma vía varios metros antes de la estación. El problema es que «viniendo desde Lleida, aparte de que no hay mucha visibilidad, apenas daría tiempo a que bajaran». De corregirse, lo único que provocaría sería colapsos, puesto que ahora se levantan nada más pasa el tren. Por otra parte, Juan Carlos explica que no se podría evitar que alguien se las saltara, dado que las nuevas barreras llegarían hasta la mitad de la calle -actualmente cierran por completo el paso de peatones y vehículos-.
Por todo ello, Leoncio dice que «nunca se puede decir imposible, pero aquí es muy difícil que ahora mismo pase algún accidente». Los guardabarreras reciben un primer aviso, al que si no se contesta o se da el visto bueno, el tren no obtiene la orden de paso. Un segundo aviso, que coincide con la señal de entrada, advierte de la proximidad del tren. Y para curarse en salud, Leoncio y Juan Carlos tienen un despertador programado en los respectivos horarios de los ferrocarriles que cruzan Roda.