Y lo de pernoctar, pues la verdad es que merece la pena, una buena velada en el porche de El Chorro con tantos y tan buenos amigos es un placer mucho mayor que ver pasar todos los talgos, aves y mercantes del mundo, aunque lo bueno que tiene este sitio es que se pueden ver trenes a la vez que te comes la porra ( a ver si no nos pasa como con la 333 el año pasado durante la comida, viciosos...

Un saludo.