Ciertamente, hay que sentir algo especial por los trenes para que el juego no te aburra.
Yo, quizás sea por mi ubicación, cuando salgo de viaje y veo algún tren diferente de las 446, sea el que sea, siento cómo una corriente eléctrica atraviesa mi cuerpo de arriba a abajo.
De todas formas, en general, los juegos aburren cuando has jugado con ellos un cierto tiempo. Pero el MSTS, al menos en mi caso, no tiene ese problema, ya que presenta tantas variantes y posibilidades, gracias a los creadores y, ¿por qué no decirlo?, a los propios fallos del juego, que casi nunca te encuentras en dos situaciones iguales y, por ello, cada día es una aventura nueva.
Por todo ello, de nuevo, gracias, muchas gracias a todo aquél que es capaz de crear algo para el MSTS.